
El editor y consejero del CNCA propone una mejor integración de contenidos culturales en los programas educacionales, rescate y difusión del patrimonio histórico cultural de nuestros pueblos originarios y mejor dotación de bibliotecas, entre otros aspectos.
“Con una buena educación no hay diferencia de clases” dice, citando a Confucio, Pablo Dittborn, consejero del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), y miembro del directorio de la Fundación Puerto Ideas. El editor, quien recientemente se integró al directorio de Fundación Educación Futuro, apela al rol preponderante del Estado para garantizar una educación de calidad, integradora y transversal que no discrimine por la billetera y critica la falta de coordinación entre el Ministerio de las Culturas, el Patrimonio y Las Artes y el Ministerio de Educación.
Dittborn propone una mejor integración de los contenidos culturales dentro de los programas educacionales, junto con el rescate y difusión del patrimonio histórico cultural de nuestros pueblos originarios, así como una mejor dotación de bibliotecas para profesores y alumnos. Todo esto con la finalidad de fomentar la apreciación y el disfrute de las artes desde la temprana infancia, como parte de la vida cotidiana.
¿Qué lo motiva a integrarse al directorio de una fundación que llama a repensar nuestro modelo educativo?
Fundamentalmente, por dos cosas. Uno por el tema Educación, por lo que significa y cuáles son las posibilidades por esta vía de mejorar la calidad de la vida de la gente. Confucio decía: “Con una buena educación no hay diferencia de clases”. Y lo otro, para integrarme a Valparaíso como mi segunda motivación fuerte, porque esta iniciativa nace acá en el puerto donde yo me he ido incorporando lentamente desde hace unos 3 años.
¿Cuál es su diagnóstico del sistema educacional chileno?
Hay una relación estrecha entre los resultados de la educación y el costo de los colegios. Entonces, se produce una diferenciación brutal que perjudica enormemente a los sectores de menores recursos que no tienen la posibilidad de una educación de mejor calidad. Por lo tanto, es ahí donde hay un rol preponderante del Estado para nivelar hacia arriba las distintas calidades educacionales.
¿Considera que el acceso a bienes culturales también debiera estar considerado dentro del modelo educativo?
Sin duda que sí, el acceso a los bienes culturales debe estar. Y para esto lo que necesitamos, no es necesariamente un mayor consumo cultural, sino que necesitamos que la gente aprenda a disfrutar más de la vida por el hecho de saber apreciar los bienes culturales.
¿Esto ha quedado al debe dentro del sistema educativo?
Sin duda que sí, porque hay una mala o nula integración entre el Ministerio de las Culturas, el Patrimonio y Las Artes y el Ministerio de Educación. Hay una disociación, una falta de coordinación de “animus societatis”, como dicen los abogados, para que esto deba funcionar de una manera mucho más estrecha.
«La historia la cuentan a través de la heroicidad, básicamente de militares y conflictos armados, y mucho menos que de otros grandes valores como son escritores, poetas, pintores, músicos; entre tantas otras manifestaciones…»
¿De qué manera le gustaría aportar, a través de la Fundación Educación Futuro, para enfrentar estos desafíos educativos?
Participando y trabajando en proyectos como éste, al cual he sido recientemente convocado. Juntar ideas, discutirlas y, en definitiva, lograr propuestas que mejoren e integren la educación de una manera muy transversal. Yo no vengo del mundo de la educación, vengo más bien del mundo de la cultura y por eso creo que ahí hay un ensamblaje que debe producirse en el más corto plazo.
Me gustaría que se incorporaran en los programas educacionales desde la más temprana edad temas de carácter cultural para que la gente pueda ir apreciando y disfrutando con la cultura desde muy chico, que ésta pase a ser parte integrante de su vida diaria, que no se descubra a los 20 años, al ingreso a la universidad, sino que haya disfrute de la música, de las artes visuales, de las artes plásticas desde la más tierna edad, porque sólo de esa manera cuando se llega a la adultez se va a tener una base más sólida.
Se habla del escaso hábito de lectura de los estudiantes, ¿qué se puede hacer para fomentar el interés por los libros?
Ahí es donde interviene el profesor para suplir la falta de apoyo en la familia. Ahora si la familia ha tenido tradición lectora es más posible que el niño se incorpore también. Pero, por otro lado, no sé si los profesores cuentan con buenas bibliotecas de manera que todos los libros que recomiendan los hayan leído antes para poder discutirlos con sus alumnos. Pero si recomiendan libros que no han leído porque no es barato comprarlos va a ser difícil, por lo cual también hay que dotarlos de eso. Pero es fundamental para el desarrollo del hábito lector, la mediación. No saco nada con llenar mi biblioteca en casa si ni el padre ni el hijo lee. Tiene que haber un incentivo y la mediación pasa por los profesores, sin lugar a dudas.
En el ámbito educativo, ¿qué lugar le gustaría que ocupara todo lo referente al rescate y difusión de nuestro patrimonio histórico cultural?
Me gustaría que todo lo relacionado con nuestros pueblos originarios y sus manifestaciones artístico culturales ancestrales sean de conocimiento en los colegios. Sean valoradas, apreciadas e incorporadas al acervo cultural general y no como una visión europeizante, como ha sido hasta ahora en la educación, o al menos como la que me tocó a mí, sin ancestros propios. La historia la cuentan a través de la heroicidad, básicamente de militares y conflictos armados, y mucho menos que de otros grandes valores como son escritores, poetas, pintores, músicos; entre tantas otras manifestaciones, que han sido heroicas porque se han desarrollado en condiciones muy, muy precarias.
La fundación lanzó el Concurso VIDEAS21 que busca premiar aquellas iniciativas que apuntan a solucionar un problema pedagógico o atender y una demanda social, ¿qué impacto le gustaría que tuviera este certamen en la comunidad educativa?
Me gustaría que tuviera un gran impacto en términos de participación, que nos llegaran muchas ideas, muchas propuestas de tal manera que nos viéramos saturados. La participación es fundamental. Insisto en la participación. Ya después veremos los contenidos y la calidad de las propuestas que nos hacen.
Tengo el cuidado de que esas urgencias no sean determinadas por nosotros por la superestructura. Yo quiero que sean los participantes los que incluyan incluso temas que no hemos puesto sobre la mesa, que no pensábamos. Me gusta esa cosa muy democrática que surja desde abajo y ojalá nos sorprendan, pero que (los temas) los interpreten básicamente a ellos. Ahí creo que va a estar la gran novedad.
¿Cómo sueña la Escuela del mañana?
Espero que sea una Escuela tremendamente integradora en todo aspecto, de gran calidad, de una valorización aún mayor del profesorado de la sociedad chilena, que no sea visto como “ah, este se gana la vida haciendo clases”. No. Que el profesor sea una autoridad cultural fundamental dentro de la sociedad. Y luego que el colegio deba tener mucha actividad que los integre, que sea multisectorial. Yo vengo de una generación donde era raro el colegio mixto, a mí no me tocó. Yo creo que es otra cabeza la de los chicos que hacen toda su escolaridad en colegios mixtos en su relación con el resto de la sociedad, de su género, de su edad, de su barrio, de todo eso.
Voy a contar una pequeña anécdota, ahora que está en discusión el tema de la prioridad de los padres. En Alemania, si el niño va a un colegio público, el Estado decide a qué colegio va porque ése queda más cerca de su casa y así se puede ir caminando. ¿Pero sabes, qué es lo más espectacular? Que si el niño falta un día al colegio porque el padre decidió irse a la playa el fin de semana. El padre paga 2 mil euros de multa porque la educación pública es un derecho que el padre no le puede quitar al niño. Eso no lo entendemos aquí todavía, porque los fines de semana se llenan las carreteras de autos con niños que están faltando. Hay certificados truchos y todo eso. Entonces, acá terminamos llenando las ciudades de autos yendo a buscar y a dejar niños que se pasan una hora arriba de un auto que va contaminando, haciendo tacos. Hay sectores en Santiago donde no se puede transitar en esos horarios donde además va un auto por niño. Esa irracionalidad, ese egoísmo me parece horroroso porque ese atochamiento afecta todo el funcionamiento de la ciudad sobre todo en horas peak. Por tanto, debería tenerse una mirada global, que contemple desde el uso del transporte público, uso de bicicleta y de ahí, ver atochamiento, contaminación, seguridad, porque también los niños deben poder andar seguros por las calles.